Estrada-Reyes, C. U., Pérez Jaimes, A. K., Lara Gamboa, C. C., & Chiquini Herrera, M. S.
485
e-ISSN 3073-1151 Julio-
Septiembre, 2025 Vol. 2,
Núm. 3, 485-495
Revista Científica Multidisciplinar
Artículo de Investigación
Estrés académico y su impacto en los hábitos de
alimentación en estudiantes universitarios
Academic Stress and Its Impact on Eating Habits in University Students
1
Universidad Mexiquense del Bicentenario, Toluca de Lerdo, México
2
Universidad Autónoma del Estado de México, Toluca de Lerdo, México
3
Universidad Autónoma de Campeche, San Francisco de Campeche, México
Recibido: 2025-05-01 / Aceptado: 2025-06-02 / Publicado: 2025-07-01
RESUMEN
Los hábitos alimentarios son un componente fundamental en la salud y el bienestar, particularmente durante etapas de
alta exigencia cognitiva y emocional como la vida universitaria. Este estudio tuvo como objetivo analizar la relación entre
el estrés académico y los hábitos alimentarios en estudiantes universitarios de nutrición. Metodología: se realizó un
estudio longitudinal prospectivo con 38 estudiantes de entre 19 y 24 años (
𝑥
= 21, ±1.47), de los cuales el 92.1% fueron
mujeres y el 7.9% hombres. Se evaluaron los hábitos alimentarios y niveles de estrés en dos momentos: durante la semana
de exámenes finales (alta carga académica) y dos semanas después (fase de recuperación). La comparación de estos
periodos permitió identificar posibles variaciones en las conductas alimentarias relacionadas con el nivel de exigencia
académica. Resultados: en la primera medición, el 81.6% de los estudiantes presentó hábitos alimentarios parcialmente
inadecuados, el 10.5% inadecuados y solo el 7.9% adecuados. En la segunda medición, el 73.7% mantuvo hábitos
parcialmente inadecuados, mientras que ningún estudiante presentó hábitos adecuados, y el porcentaje con hábitos
inadecuados aumentó a 26.3%. A pesar de la reducción del estrés, los hábitos alimentarios no mejoraron, e incluso se
observaron retrocesos en algunos casos. Estos resultados evidencian la necesidad de promover estrategias de
intervención que integren la alimentación saludable como herramienta de afrontamiento al estrés académico, más allá
del contexto inmediato, favoreciendo conductas sostenibles y conscientes en la población universitaria. Conclusión:
el estrés académico influye negativamente en los hábitos alimentarios de los estudiantes, y su persistencia incluso en
momentos de menor presión sugiere la urgencia de implementar programas educativos y de acompañamiento que
promuevan estilos de vida saludables de manera constante.
Palabras clave: estrés académico; hábitos de alimentación; estudiantes universitarios
ABSTRACT
Eating habits are a fundamental component of health and well-being, particularly during periods of high cognitive and
emotional demand, such as university life. This study aimed to analyze the relationship between academic stress and
eating habits among university nutrition students. Methodology: A prospective longitudinal study was conducted with 38
students aged between 19 and 24 years (
𝑥
= 21, ±1.47), of whom 92.1% were women and 7.9% were men. Eating habits
and stress levels were assessed at two key academic moments: during final exam week (high academic load) and two
weeks later (recovery phase). The comparison of these periods allowed the identification of potential behavioral changes
related to varying levels of academic demand. Results: In the first assessment, 81.6% of students had partially inadequate
eating habits, 10.5% had inadequate habits, and only 7.9% had adequate habits. In the second measurement, 73.7%
maintained partially inadequate habits, no students had adequate eating habits, and the proportion with inadequate
habits increased to 26.3%. Despite the reduction in academic stress, eating habits did not improve and even worsened in
some cases. These findings highlight the need to promote intervention strategies that incorporate healthy eating as a
coping tool for academic stress, beyond the immediate academic context, encouraging sustainable and conscious
behaviors among universitystudents.Conclusion: Academic stressnegatively affectsstudents’eating habits,and
itspersistenceeven during periods of lower pressure suggests the urgent need for educational and support programs
thatconsistently promote healthy lifestyles.
César Uziel Estrada-Reyes
1
Alejandra Karina Pérez Jaimes
2
Carmen Cecilia Lara Gamboa
3
Margarita Salomé Chiquini Herrera
3
SAGA Rev. Cienc. Multidiscip. | e-ISSN 3073-1151 | Julio-Septiembre, 2025 | vol. 2 | núm. 3 | pág. 485-495
Estrada-Reyes, C. U., Pérez Jaimes, A. K., Lara Gamboa, C. C., & Chiquini Herrera, M. S.
486
keywords: academic stress; eating habits; university
students
RESUMO
Os hábitos alimentares são um componente fundamental para a saúde e o bem-estar, particularmente durante etapas de
alta exigência cognitiva e emocional, como a vida universitária. Este estudo teve como objetivo analisar a relação entre o
estresse acadêmico e os hábitos alimentares em estudantes universitários de nutrição. Metodologia: realizou-se um
estudo longitudinal prospectivo com 38 estudantes entre 19 e 24 anos (
𝑥
= 21, ±1,47), dos quais 92,1% eram mulheres e
7,9% homens. Avaliaram-se os hábitos alimentares e os níveis de estresse em dois momentos: durante a semana de
provas finais (alta carga acadêmica) e duas semanas depois (fase de recuperação). A comparação desses períodos
permitiu identificar possíveis variações nos comportamentos alimentares relacionados ao nível de exigência acadêmica.
Resultados: na primeira medição, 81,6% dos estudantes apresentaram hábitos alimentares parcialmente inadequados,
10,5% inadequados e apenas 7,9% adequados. Na segunda medição, 73,7% mantiveram hábitos parcialmente
inadequados, enquanto nenhum estudante apresentou hábitos adequados, e a porcentagem com hábitos inadequados
aumentou para 26,3%. Apesar da redução do estresse, os hábitos alimentares não melhoraram, e em alguns casos
observaram-se retrocessos. Esses resultados evidenciam a necessidade de promover estratégias de intervenção que
integrem a alimentação saudável como ferramenta de enfrentamento ao estresse acadêmico, para além do contexto
imediato, favorecendo comportamentos sustentáveis e conscientes na população universitária. Conclusão: o estresse
acadêmico influencia negativamente os hábitos alimentares dos estudantes, e sua persistência mesmo em momentos de
menor pressão sugere a urgência de implementar programas educativos e de acompanhamento que promovam estilos de
vida saudáveis de forma constante.
palavras-chave: estresse acadêmico; hábitos alimentares; estudantes
universitários
Forma sugerida de citar (APA):
Estrada-Reyes, C. U., Pérez Jaimes, A. K., Lara Gamboa, C. C., & Chiquini Herrera, M. S. (2025). Estrés académico y su impacto en los hábitos de
alimentación en estudiantes universitarios. Revista Científica Multidisciplinar SAGA, 2(3), 485-495
Esta obra está bajo una licencia internacional
INTRODUCCIÓN
Loshábitosalimentariossonun
componente fundamental en la salud y el
bienestar de los individuos, especialmente
durante etapas de alta demanda cognitiva y
emocional, como lo es la vida universitaria.
Una alimentación adecuada no solo contribuye
al rendimiento académico, sino que también
influye en la capacidad de manejar el estrés y
mantener un equilibrio físico y mental (Sogari
et al. 2018; Moguel et al. 2025). Sin embargo,
en el contexto universitario, los estudiantes
suelen enfrentar desafíos que pueden
alterar sus patrones de alimentación, siendo el
estrés académico uno de los principales
factores que inciden en este fenómeno
(Maqsood et al. 2023; Brito-Cruz et al. 2025).
El estrés académico, definido como la
respuesta psicológica y fisiológica a las
demandas del entorno educativo, es una
experienciacomúnentrelos
estudiantes universitarios. Este
tipo de estrés puede manifestarse a través
de síntomas como ansiedad, fatiga y
dificultadespara concentrarse,
lo que a su vez puede llevar a
cambios en los hábitos alimentarios, como la
omisión de comidas, el consumo de alimentos
poco saludables o la dependencia de
sustancias estimulantes como la cafeína
(Bedewy & Gabriel, 2015; Maqsood et al.
2023). Estudios previos han demostrado que
los estudiantes bajo presión académica
tienden a reducir la frecuencia de sus
comidas, omitir el desayuno y consumir
alimentos altos en grasas y azúcares, lo
que puede tener repercusiones negativas en
su salud a corto y largo plazo (Choi, 2020;
Sogari et al. 2018).
En el caso específico de los estudiantes de
nutrición, existe una paradoja interesante:
aunqueestosestudiantesposeen
conocimientos avanzados sobre alimentación
saludable,no están exentos de sufrir
alteraciones en sus hábitos alimentarios
debido al estrés académico. De hecho,
investigaciones recientes han señalado que los
estudiantes de ciencias de la salud, incluyendo
aquellos en programas de nutrición,
experimentan niveles significativos de estrés
debido a la carga académica, las prácticas
clínicas y la presión por mantener un alto
rendimiento (Arruè et al.
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2021; Flores & Maraví, 2020). Este estrés
puede llevar a comportamientos alimentarios
poco saludables, como el consumo de comida
rápida, la omisión de comidas principales y la
dependencia de bebidas energéticas
(Maqsood et al., 2023; Choi, 2020).
A nivel global, se ha documentado que los
estudiantes universitarios enfrentan desafíos
similares en cuanto a la relación entre el estrés
académico y los hábitos alimentarios. Por
ejemplo, en un estudio realizado en Arabia
Saudita, se encontró que el 63.8% de los
estudiantes universitarios eran dependientes
de la cafeína debido al estrés educativo (Al-
Shagawi et al. 2017). De manera similar, en
Corea, el 53% de los estudiantes reportaron
olvidar comer debido a la presión académica
(Choi, 2020). En México, la situación no es
diferente. Según investigadores del Instituto
Nacional de Salud Pública (Shamah et al.
2024), el 40.4% de los adolescentes mexicanos
presentan sobrepeso u obesidad. Entre las
causas principales se encuentran el consumo
de alimentos procesados con altos niveles de
sodio, azúcares y grasas, saturadas y trans; así
como el consumo de bebidas azucaradas y
refrescos, debido a su fácil acceso, su amplia
distribución, bajo costo y su promoción en
medios masivos y redes sociales.
Losfactoresestructurales,comolos
sistemas alimentariosy entornos
obesogénicos, que dificultan el acceso y
consumo de alimentos saludables como frutas,
verduras, oleaginosas, lácteos, leguminosas y
grasas buenas, tienen repercusión sobre los
niveles actuales de sobrepeso y obesidad en
México (Shamah et al. 2024: Torres-Zapata et
al. 2024).
Este estudio busca analizar la relación entre
el estrés académico y los hábitos alimentarios
en estudiantes universitarios. Comprender
esta relaciónpermitirádiseñar
intervenciones específicas que
ayuden a los alumnos a manejar el estrés
de manera más efectiva y a mantener una
alimentación adecuada, lo que a su vez
mejorará su bienestar y su desempeño
académico.
METODOLOGÍA
Este estudio se desarrolló bajo un diseño
longitudinal prospectivo con el objetivo de
analizar la dinámica entre el estrés académico
y los hábitos alimentarios en estudiantes
universitarios de nutrición, evaluando estos
parámetros en dos momentos clave del ciclo
académico: en un periodo de máxima carga
académica (semana de exámenes finales) y en
fase de recuperación (dos semanas posteriores
a los exámenes). La selección de estos
periodos permitió capturar las variaciones
comportamentalesasociadasadiferentes
niveles de demanda académica.
Para conformar la muestra, se consideró la
población total de estudiantes matriculados en
los semestres 4° y 8° de la licenciatura en
Nutrición de la Universidad Mexiquense del
Bicentenario, de la cual se seleccionaron 60
participantesmedianteunmuestreono
probabilístico por conveniencia. Este tamaño
muestral se calculó considerando un nivel de
confianza del 95%, un margen de error del 5% y
una prevalencia esperada del fenómeno del
50%. Los criterios de inclusión exigían que los
participantes estuvieran activamente
matriculados, no presentaran diagnósticos
previosdetrastornos de laconducta
alimentaria o condiciones psicológicas que
pudieran interferir con las variables de estudio,
y que aceptaran participar voluntariamente
mediante consentimiento informado escrito.
Se excluyó a aquellos estudiantes que, durante
el estudio, iniciaran tratamiento psicológico o
farmacológico para condiciones relacionadas
con estrés o alimentación y se eliminaron los
registros incompletos en cualquiera de las dos
mediciones. Derivado de lo anterior, se trabajó
con un total de 38 estudiantes.
La evaluación del estrés académico se
realizó mediante la versión completa del
Inventario SISCO, compuesto por 31 ítems que
exploran 5 dimensiones fundamentales: El
primer apartado funciona como filtro a través
de una pregunta que se responde con Sí o No,
y permite determinar si el encuestado es
candidato para contestar los demás reactivos
(dimensiónestrésgeneral).Elsegundo
apartado valora la intensidad del estrés
académico (dimensión intensidad del estrés).
El tercer apartado identifica con qué
frecuencia
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aparecenlassituacionesqueresultan
estresantes (dimensión frecuencia de
presencia del agente estresor). El cuarto
apartado evidencia las reacciones que se
tienen ante el agente estresor (dimensión
reacciones ante el estrés). El quinto y último
apartado abarca las estrategias de
afrontamiento utilizadas (dimensión
estrategias de afrontamiento). El inventario
tiene una confiabilidad por mitades de 0.87 y
una confiabilidad de Alfa de Cronbach de
0.90, su validez fue basada en la estructura
internapormedio detres
procedimientos: análisis factorial, análisis de
consistencia interna y análisis de grupos
contrastados. Para clasificar el nivel de estrés
académico basado en el Inventario SISCO se
utilizó el punto de corte a partir de una
sumatoria de los puntos obtenidos del
apartado 3 al apartado 5 con las siguientes
opciones de respuesta 0 (nunca), 1 (rara vez), 2
(algunas veces) 3, (casi siempre), 4
(siempre). Los puntajes obtenidos en los
apartados del 3 al 5 fueronpromediados y
transformados en porcentajes y se
clasificaron en tres categorías, utilizando el
Baremo indicativo centrado en el valor teórico
de la variable: estrés leve (0-33%),
moderado (34-66%) y severo (67-100%),
siguiendo los parámetros establecidos en la
literatura especializada (Torres-Zapata et al.
2023).
La evaluación de los hábitos alimentarios se
llevóacabomedianteelCuestionario
Autocompletado de Hábitos Alimentarios
validado en población estudiantil mexicana, el
cual consta de 27 preguntas agrupadas en tres
secciones: La primera sección consta de 4
ítems (6 preguntas) referentes a la frecuencia y
cantidad deconsumo de alimentos
recomendados; la segunda contiene 7 ítems (9
preguntas) sobre el consumo de alimentos no
recomendades y la tercera con 3 ítems (12
preguntas) se refiere a la frecuencia, compañía
y lugar de los tiempos de comida. Para la
evaluación de los hábitos de alimentación se le
asignó un puntaje de 0 a 3 a los ítems que
constan de una sola pregunta y de 0 a 1.5 a los
que contienen dos o más preguntas. Cada
dominio aporta un puntaje parcial que, al
sumarse, generaun puntajeglobal
categorizado como hábitos inadecuados
(<25.5), parcialmente inadecuados (≥25.5-
<38.5) o adecuados (≥38.5) (Flores-Vázquez &
Macedo-Ojeda, 2016).
El proceso de recolección de datos se
realizó mediante plataformas digitales seguras
(Google Forms), con supervisión presencial
del investigador principal en cada sesión para
garantizar la correcta comprensión de los
ítems y minimizar errores en las respuestas.
Cada participante recibió un código único
que permitió vincular sus respuestas a lo largo
de las tres mediciones, preservando el
anonimato. Se implementó un seguimiento
personalizado para mantener la adherencia al
estudio.
El análisis estadístico incluyó tres enfoques
complementarios.Primero,seemplearon
pruebas de Rho de Spearman para examinar la
relación entre las variables categóricas (nivel
de estrés vs. categoría de hábitos
alimentarios), esto debido a la presencia de
frecuencias esperadas menores a cinco en
las tablas de contingencia. Segundo, se aplicó
la prueba t de Student para muestras
emparejadas para compararloscambios
en los puntajes continuos de
estrés y hábitos alimentarios a través de los
dos momentos de evaluación, para
identificar diferencias específicas entre
periodos. Tercero, se calcularon coeficientes
de correlación de Pearson para explorar
relaciones linealesentre los puntajes
numéricos de estrés y los hábitos alimentarios.
Todos los análisis se ajustaron por covariables
potenciales como sexo, edad y semestre,
utilizando el paquete estadístico SPSS versión
27, con un nivel de significancia establecido en
p < 0.05.
RESULTADOS
En la presente investigación se trabajó con
un total de 38 estudiantes, con edades que
oscilaron entrelos 19 hasta los 24 años ( = 21,
±1.47), divididos en 3 hombres (7.9%) y 35
mujeres (92.1%). Los participantes cursaban el
4° (52.6%, n=20) y 8° semestre (47.4%, n=18)
de la Licenciatura en Nutrición.
Los hábitos alimentarios y los niveles de
estrés se evaluaron en dos momentos, el
primero durante un mayor momento de estrés
(exámenes finales) y el segundo durante un
menor momento de estrés (dos semanas
posteriores a los exámenes finales). En la tabla
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1 se observa que el 81.6% (n=31) de los
estudiantespresentaronhábitosde
alimentación parcialmente inadecuados y solo
el7.9% (n=3)mostraron hábitosde
alimentación adecuados, estodurante la
primera medición. Para la segunda medición,
el 73.7% (n=28) de los participantes tenían
hábitosparcialmenteinadecuados, sin
embargo, en esta medición, ningún estudiante
presentó adecuados hábitos de alimentación y,
por el contrario, aumentaron a 26.3% (n=10)
los hábitos inadecuados.
En cuanto a los niveles de estrés, en la tabla
2 se muestra que el 57.9% (n=22) de los
alumnos tenían un nivel de estrés moderado y
el 23.7% (n=9) de ellos un nivel severo de
estrés en la primera medición. En la segunda
medición disminuyó a 13.2% (n=5) el nivel de
estrés severo y pasó a 65.8% (n=25) el nivel de
estrés moderado.
Se relacionó el nivel de estrés con los
hábitos de alimentación en los dos momentos
evaluados. En la tabla 3 se muestra que, en la
primera medición, durante su mayor periodo
de estrés, el 66.7% (n=2) de los alumnos con
adecuados hábitos de alimentación
presentaron un nivel leve de estrés, por el
contrario, el 50% (n=2) de los que
presentaron hábitos de alimentación
inadecuados tenían un nivel de estrés severo.
A pesar de esta tendencia, no se encontró
unarelaciónestadísticamente
significativa entre estas variables (p=.27). En el
caso de la medición 2, no se encontró una
tendencia tan marcada, ya que el 60.7% (n=17)
de los alumnos con hábitos de alimentación
parcialmente inadecuados tuvieron un nivel de
estrés moderado y, demanerasimilar, el 80.0%
(n=8)de los participantesconhábitos
inadecuadosteníanun nivelde estrés
moderado. Es por esto por lo que no se
encontróunarelación
estadísticamente significativa entre
estas variables (p=.60)
Tabla 1. Distribución de los hábitos de alimentación de la primera y segunda medición
Frecuencia Porcentaje
Hábitos de alimentación medición 1
Adecuados 3 7.9%
Parcialmente inadecuados 31 81.6%
Inadecuados 4 10.5%
Hábitos de alimentación medición 2
Parcialmente inadecuados 28 73.7%
Inadecuados10 26.3%
Fuente: Elaboración
Tabla 2. Distribución del nivel de estrés de la primera y segunda medición
Frecuencia Porcentaje
Hábitos de alimentación medición 1
Leve 7 18.4%
Moderado 22 57.9%
Severo 9 23.7%
Hábitos de alimentación medición 2
Leve 8 21.1%
Moderado 25 65.8%
Severo 5 13.2%
Fuente: Elaboración
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Tabla 3. Relación de los hábitos de alimentación con el nivel de estrés en las dos mediciones
Adecuados Parcialmente inadecuados Inadecuados
Med
ic
ión 1
Estrés F % F % F % p*
Leve 2 66.7 4 12.9 1 25.0
Moderado 0 0.0 21 67.7 1 25.0
.27
Severo 1 33.3 6 19.4 2 50.0
Med
ic
ión 2
Leve 0 0.0 7 25.0 1 10.0
Moderado 0 0.0 17 60.7 8 80.0
.60
Severo 0 0.0 4 14.3 1 10.0
*Se consideró significativo un p valor menor a 0.05 para la prueba Rho de Spearman
Como siguiente análisis, se procedió a
realizar una correlación entre los porcentajes
del nivel de estrés y los puntajes de los hábitos
dealimentación delos universitarios, poniendo
énfasis en que entre menor fuesen las
puntuaciones de los hábitos alimentarios, peor
serían estos y que a menor porcentaje de
estrés, menor nivel de este. Considerando
esto, en el gráfico 1 se observa una correlación
negativa
muy débil (R= -.01) no significativa (p=.94)
entre estas variables en la primera medición.
Datos similares se presentaron en la medición
2 (Gráfico 2), ya que se obtuvo una correlación
negativa muy débil (R= -.18) no significativa
(p=.25), por lo que no existió una correlación
estadísticamentesignificativaentrelas
variables en ambas mediciones.
Gráfico 1. Correlación del puntaje de hábitos de alimentación y el porcentaje de estrés en la
medición 1.
*Se consideró significativo un p valor menor a 0.05 para la prueba Pearson
R = -.01
p* = .94
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Gráfico 2. Correlación del puntaje de hábitos de alimentación y el porcentaje de estrés en la
medición 2.
*Se consideró significativo un p valor menor a 0.05 para la prueba Pearson
Finalmente, se evaluaron las diferencias
entre los puntajes de hábitos de alimentación y
los porcentajes del nivel de estrés en la
medición 1 y 2. En la tabla 4 se puede observar
que el puntaje de los hábitos de alimentación
en la medición 1 fue de 30.98 puntos (±5.33),
mientras que en la medición 2 fue de 27.38
puntos (±4.40), encontrando así diferencias
estadísticamente significativas (p=.01), esto
sugierequeloshábitosalimentarios
empeoraron tras la etapa de mayor estrés
académico. Datos similares se obtuvieron en
los porcentajes de estrés, ya que en la
medición 1 se tuvo una media de 48.95%
(±18.58) mientras que en la medición 2 fue de
44.23% (±18.53), por lo que se demuestra
que disminuyó el nivel de estrés en el
segundo momento de medición, sin
embargo, esta disminución no fue significativa
(p=.11).
Tabla 4. Diferencias de los puntajes de hábitos de alimentación y los porcentajes del nivel de estrés
en la medición 1 y 2.
.01
.11
Media DE p*
Hábitos de alime
n
tación
Medición 1 30.98 5.33
Medición 2 27.38 4.40
Estrés
Medición 1 48.95 18.58
Medición 2 44.23 18.53
*Se consideró significativo un p valor menor a 0.05 para la
DISCUSIÓN
El presente estudio analizó la relación entre
el estrés académico y los hábitos alimentarios
en estudiantes universitarios de nutrición.
Participaron 38 estudiantes universitarios de
la Licenciatura en Nutrición, con edades entre
19 y 24 años ( = 21, DE = ±1.47), siendo
el
92.1%mujeres y el 7.9% hombres, distribuidos
en los semestres 4.º (52.6%) y 8.º (47.4%). Este
perfil demográfico es consistente con lo
reportado por Al-Naimi et al. (2025), quienes
estudiaron a 388 estudiantes de medicina en la
Universidad de Sharjah y encontraron que el
67% de la muestra fueron mujeres y el grupo
de edad predominante fue de 20 a 22 años
R = -.18
p* = .25
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(52.1%), con una media de edad de 20.3 años
(DE = ±1.7). Por otro lado, Maqsood et al.
(2023), en una muestra de 100 estudiantes
universitarios en Pakistán, reportaron también
una predominancia femenina (74%) y edades
centradas entre los 18 y 24 años, lo cual refleja
una tendencia constante en los estudios
relacionados con salud y nutrición, donde la
participación femenina tiende a ser más alta.
Esta similitud en los perfiles demográficos
permite establecer puntos de comparación
válidos entre investigaciones y sugiere que las
características personales, como la edad y el
sexo, podrían influir en la percepción del estrés
y las conductas alimentarias observadas.
En cuanto a la relación entre el estrés
académico y los hábitos alimentarios, no se
encontró una correlación significativa entre
ambas variables en ninguna de las dos
mediciones (r = –.01, p = .94; r = –.18, p = .25).
Esta ausencia de asociación estadística no
concuerda con lo reportado por Fernández et
al. (2022), ya que ellos encontraron que el
nivel de estrés alto estuvo relacionado a un
alto consumo de dulces (AOR= 2,94, 1,57-
5,51), alto consumo de comida rápida (AOR=
2,23, 1,14-4,32), bajo consumo de frutas
(AOR= 1,66, 0,99-2,79), saltarse el almuerzo
(AOR= 2,94, 1,55-5,60) y el aumento de las
colaciones diarias (AOR= 3,36, 1,74- 6,47). Es
posible que la relación entre ambas variables
esté mediada por factores intermedios,
como ansiedad, emociones negativas o
acceso a alimentos saludables, los cuales no
fueron considerados en el presente análisis.
En el presente estudio no se encontró una
relación estadísticamente significativa entre el
estrés académico y los hábitos de alimentación
en ninguna de las dos mediciones (p=.27,
p=.60).Diversasinvestigacioneshan
explorado la relación entre el estrés académico
ylos hábitosalimentarios,obteniendo
resultados distintossegúnla población
analizada. Por ejemplo, Choi (2020), en un
estudio con estudiantes universitarios en
Corea, observó que aquellos con niveles
elevadosdeestrés tendían con mayor
frecuencia a comer como una forma de
afrontamiento, en comparación con quienes
presentaban niveles bajos de estrés. En
contraste, Durán y Mamani (2021) no
identificaron una relación significativa entre
ambas variables (p = 0.517). Esta falta de
asociación podría explicarse por el perfil
particulardelamuestra,compuesta
mayoritariamente por estudiantes de
nutrición, quienes posiblemente
poseenmayor conciencia y
control sobre sus prácticas alimentarias,
como lo fue en la presente investigación.
En trabajos más complejos, como la de Chai
et al. (2024), se ha demostrado que la
ansiedad media la relación entre estrés
prolongado y conducta alimentaria. En ese
estudio, el estrés agudo por sí solo no
tuvo un impacto significativo en los
patrones alimentarios (p = .12), pero sí se
observó un efecto indirecto significativo
cuando se introdujo la variable ansiedad (β
= .29, p < .01). Este hallazgo sugiere que,
aunque no se detecte una correlación
directa entre estrés y alimentación, pueden
existir mecanismos subyacentes que
expliquen la alteración de hábitos, lo cual es
coherente con la tendencia encontrada en
este estudio.
Los hallazgos de este estudio contrastan
con lo reportado por Perez-Jaimes et al.
(2020), quienes analizaron la alimentación
emocional ylaactividad
físicaenestudiantes
universitarios durante el confinamiento por
COVID-19. En su investigación, se observó un
aumento temporal en el consumo de
alimentos poco saludables y una
disminución de la actividad física durante
situaciones de estrés, como el encierro, pero
sin evidencias de un deterioro sostenido una
vez superado el evento estresante. En cambio,
en nuestro estudio, se evidenció que el
porcentaje de estudiantes con hábitos
alimentarios inadecuados aumentó del 10.5 %
al 26.3 % después del periodo de
exámenes, lo que sugiere que el impacto del
estrés académico puede extenderse más
allá del momento crítico. Cabe aclarar que, en
el instrumento utilizado, un menor puntaje
en hábitos alimentarios refleja mayor
deterioro en la calidad dela dieta, lo cual sevio
corroborado con la disminución significativa
del puntaje promedio de 30.98 (DE = ±5.33) a
27.38 (DE = ±4.40) (p = .01). De igual forma,
Galali et al. (2025) encontraron que el
73% de los estudiantes disminuyeron o
incrementaron su apetito durante los
exámenes, y no después.
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Además, en una muestra de estudiantes
jordanos conluyó que el aumento de peso
después de comenzar la universidad y comer
por estrés mientras se estudia para los
exámenesestánsignificativamente
correlacionados [χ2 = 8.762, df = 2, P = 0.013],
sinque esta tendencia semantuviera
posteriormente (Al-Dalaeen et al., 2024).
Estos contrastes sugieren que, en esta
población, los efectos del estrés académico
sobre la alimentación pueden extenderse más
allá del momento de tensión aguda, lo que
podría deberse a un desajuste emocional
prolongado, fatiga acumulada o ausencia de
estrategias de recuperación. En consecuencia,
es necesario considerar no solo los periodos
críticos, sino también las fases de recuperación
como momentos clave para intervenir en la
mejora de los hábitos alimentarios de los
estudiantes universitarios.
CONCLUSIONES
Los resultados obtenidos en este estudio
permiten concluir que, si bien el nivel de estrés
académico disminuyó en la segunda medición,
los hábitos alimentarios de los estudiantes
universitarios de nutrición no mostraron una
mejora correspondiente; por el contrario, se
observó un deterioro significativo en la calidad
de la alimentación posterior al periodo de
exámenes. Este hallazgo resulta relevante al
contradecirloreportadoendiversas
investigaciones previas, en las que se describe
una recuperación parcial de los hábitos
alimentarios una vez superada la etapa de
mayor carga académica.
Además, no se encontró una relación
estadísticamente significativa entre los niveles
de estrés académico y los hábitos alimentarios
en ninguno de los dos momentos evaluados,
tanto en su forma categórica como en los
puntajes continuos. Este resultado sugiere
que, en esta muestra particular de
estudiantes de nutrición,otros
factorespodríanestar
influyendo en la conducta alimentaria, como el
estadoemocional postestrés,la fatiga
acumulada, el entorno alimentario o las
estrategias de afrontamiento empleadas.
Asimismo, el hecho de que los estudiantes
evaluados pertenezcan a un
programa
educativo con formación en salud y nutrición,
noloseximededesarrollarprácticas
alimentarias inadecuadas en contextos de
presión académica. Esto plantea la necesidad
de implementar estrategias institucionales de
acompañamientoemocionaly nutricional
durante ydespués delos periodosde
evaluación académica, que promuevan no solo
el rendimiento académico, sino también el
bienestar integral de los estudiantes.
Se recomienda que futuras investigaciones
incorporen variables psicológicas adicionales,
como la ansiedad, el sueño, el tiempo de
estudio y el apoyo social, así como un
seguimiento con más mediciones a lo largo del
semestre.Estopermitiríaobteneruna
comprensión más profunda de los factores que
modulan la relación entre estrés académico y
alimentación en estudiantes universitarios.
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DECLARACIÓN DE CONFLICTO DE INTERESES Los autores
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DERECHOS DE AUTOR
Estrada-Reyes, C. U., Pérez Jaimes, A. K., Lara Gamboa, C. C., & Chiquini Herrera, M. S. (2025)
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