403
Revista Científica Multidisciplinar
https://revistasaga.org/
e-ISSN
3073-1151
Octubre-Diciembre
, 2025
Vol.
2
, Núm.
4
,
403-420
https://doi.org/10.63415/saga.v2i4.295
Artículo de Investigación
.
Barreras al Aprendizaje y la Participación de Estudiantes con
Diversidad Funcional en el Sistema Educativo Hondureño
Barriers to Learning and Participation of Students with Functional Diversity in the
Honduran Educational System
Barreiras à Aprendizagem e à Participação de Estudantes com Diversidade
Funcional no Sistema Educacional Hondurenho
Reny Mercedes Recarte Quiróz
1
, Javier Diz Casal
1
1
Universidad Internacional Iberoamericana, México
Recibido
: 2025-09-25 /
Aceptado
: 2025-11-07 /
Publicado
: 2025-11-10
RESUMEN
Los factores del contexto que limitan el acceso de los niños y niñas con diversidad funcional a la educación, constituyen
barreras para su aprendizaje y participación plena, conocer estas barreras es esencial para avanzar hacia sistemas
educativos inclusivos. Esta investigación descriptiva, de enfoque mixto y corte transversal, analizó las barreras de
aprendizaje y participación existentes en 70 centros educativos de la zona norte de Honduras, una problemática poco
explorada en el contexto nacional. Para la recolección de datos se emplearon la Matriz FODA adaptada al análisis de
inclusión educativa y la Guía para la Evaluación y Mejora de la Educación Inclusiva (Booth & Ainscow, 2000),
procesando la información cualitativa con Atlas.ti y la cuantitativa con SPSS. Los resultados evidencian que solo el 17 %
de la población infantil con diversidad funcional en edad escolar en los niveles de prebásica y básica participan en el
sistema educativo regular, debido a barreras estructurales, sociales, culturales y pedagógicas que dificultan su acceso y
permanencia escolar. Estos hallazgos permiten comprender, los desafíos presentes en la cultura, políticas y prácticas
educativas de países con recursos limitados, y constituyen una base para futuras investigaciones y la formulación de
acciones orientadas a una educación más equitativa.
Palabras clave:
barreras al aprendizaje; inclusión educativa; diversidad funcional; pobreza
ABSTRACT
The contextual factors that limit access to education for children with functional diversity represent barriers to their
learning and full participation. Understanding these barriers is essential for advancing toward inclusive educational
systems. This descriptive study, with a mixed-methods and cross-sectional approach, analyzed the learning and
participation barriers present in 70 educational centers in northern Honduras
—
a problem that has been scarcely explored
in the national context. For data collection, the adapted SWOT Matrix for educational inclusion analysis and the Index
for Inclusion (Booth & Ainscow, 2000) were used. Qualitative data were processed with Atlas.ti and quantitative data
with SPSS. The results show that only 17% of school-aged children with functional diversity at pre-primary and primary
levels participate in the regular education system, due to structural, social, cultural, and pedagogical barriers that hinder
their access and continued schooling. These findings highlight the challenges present in the culture, policies, and
educational practices of countries with limited resources and provide a foundation for future research and for developing
actions aimed at a more equitable education.
keywords
: barriers to learning, educational inclusion, functional diversity, poverty
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RESUMO
Os fatores contextuais que limitam o acesso à educação para crianças com diversidade funcional constituem barreiras à
sua aprendizagem e participação plena. Compreender essas barreiras é essencial para avançar em direção a sistemas
educacionais inclusivos. Este estudo descritivo, de abordagem mista e corte transversal, analisou as barreiras de
aprendizagem e participação presentes em 70 centros educacionais da região norte de Honduras
—
uma problemática
pouco explorada no contexto nacional. Para a coleta de dados, foram utilizados a Matriz SWOT adaptada para a análise
da inclusão educacional e o Índice de Inclusão (Booth & Ainscow, 2000), processando-se os dados qualitativos com o
Atlas.ti e os quantitativos com o SPSS. Os resultados mostram que apenas 17% das crianças em idade escolar com
diversidade funcional nos níveis pré-escolar e fundamental participam do sistema regular de ensino, devido a barreiras
estruturais, sociais, culturais e pedagógicas que dificultam o acesso e a permanência escolar. Estes achados permitem
compreender os desafios presentes na cultura, políticas e práticas educacionais de países com recursos limitados, e
constituem uma base para investigações futuras e para a formulação de ações voltadas para uma educação mais equitativa.
palavras-chave
: barreiras à aprendizagem, inclusão educacional, diversidade funcional, pobreza
Forma sugerida de citar (APA):
Recarte Quiróz, R. M., & Diz Casal, J. (2025). Barreras al aprendizaje y la participación de estudiantes con diversidad funcional en el sistema educativo
hondureño. Revista Científica Multidisciplinar SAGA, 2(4), 403-420.
https://doi.org/10.63415/saga.v2i4.295
Esta obra está bajo una licencia internacional
Creative Commons de Atribución No Comercial 4.0
INTRODUCCIÓN
La educación inclusiva se ha consolidado en
las últimas décadas como un principio
fundamental para garantizar el derecho a la
educación de todos los niños y niñas,
independientemente de sus capacidades,
características o contextos de origen. Este
paradigma, respaldado por organismos
internacionales como la Organización de las
Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia
y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en
inglés), y la Organización de las Naciones
Unidas (ONU), exige que los sistemas
educativos aseguren el acceso, la permanencia
y el progreso de todo el estudiantado en
condiciones de igualdad y equidad (UNESCO,
2005; ONU, 2006).
Sin embargo, en regiones como la zona
norte de Honduras, la realidad dista
considerablemente de este ideal, ya que
persisten barreras que dificultan la inclusión
educativa de los niños y niñas con diversidad
funcional, barreras exacerbadas por la pobreza
y la exclusión social del entorno (Paz-
Maldonado, 2018; Arias et al., 2023), ya que
más del 70% de los hogares hondureños vive
en condiciones de pobreza, lo que limita aún
más la capacidad de los centros educativos
para responder a la diversidad del alumnado
(Instituto Nacional de Estadística [INE],
2021).
Narodowski et al. (2023) señala que son
muchos las niñas y niños con discapacidad que
continúan fuera del sistema educativo regular,
algunos forman parte sólo del sistema sanitario
o social, y otros son derivados a instituciones
educativas especiales, lo que limita sus
oportunidades de desarrollarse en ambientes
que reflejen la diversidad inherente a la
sociedad. Sin pasar por alto que quienes logran
acceder a escuelas regulares usualmente no
reciben los apoyos necesarios para aprender,
participar y avanzar en igualdad de
condiciones respecto a sus pares.
La problemática de la exclusión educativa
de estudiantes con diversidad funcional en
Honduras no es un fenómeno aislado, sino el
resultado de una compleja interacción de
factores sociales, económicos, culturales y
políticos. A pesar de contar con una legislación
robusta que incluye la Ley Fundamental de
Educación, la Ley de Equidad y Desarrollo
Integral para las Personas con Discapacidad y
la Normativa de Adecuaciones Curriculares
(La Gaceta, 2014; Secretaría de Educación de
la República de Honduras [SEDUC], 2023a),
la implementación efectiva de estas normas se
ve obstaculizada por la falta de recursos, la alta
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rotación de autoridades educativas y la
ausencia de un organismo eficiente que regule
y monitoree el cumplimiento de las políticas
inclusivas. Sobre esto, Paz-Maldonado (2018)
añade que el desfase entre el marco legal y la
práctica cotidiana en las escuelas genera una
situación de vulnerabilidad para miles de niños
y niñas, quienes ven restringido su derecho a la
educación y, por ende, su inclusión social y
desarrollo integral.
Por otro lado, de acuerdo con Galdámez et
al. (2022) la prevalencia de la discapacidad en
la población infantil hondureña se estima en un
8.96%, alcanzando un 10% en el departamento
de Cortés, no obstante, a la fecha el Ministerio
de Educación no cuenta con un documento
oficial de la matrícula de los estudiantes con
diversidad funcional que forman parte del
sistema educativo (SEDUC, 2023b). García et
al. (2021) explica que esta invisibilidad
estadística afecta a varios países de América
Latina y el Caribe donde la educación inclusiva
enfrenta barreras relacionadas a la recolección
de datos.
El campo de la inclusión educativa ha sido
ampliamente abordado en la literatura
internacional, con aportes significativos desde
la pedagogía, la psicología y las ciencias
sociales (Ocampo, 2015a; Azorín, 2017;
UNESCO, 2020). Documentos emblemáticos
como el Informe Warnock (1978) y la
Declaración de Salamanca (UNESCO, 1994)
sentaron las bases para la integración escolar y
el reconocimiento de la diversidad como un
valor enriquecedor del proceso educativo. Sin
embargo, la mayoría de los estudios y modelos
de intervención de inclusión educativa han
sido desarrollados en contextos de mayor
desarrollo económico, lo que plantea desafíos
adicionales para la transferibilidad e
implementación de las estrategias utilizadas en
países como Honduras (Tranfield et al., 2003).
En el caso hondureño, la investigación
sobre inclusión educativa sigue siendo
limitada, tanto en cantidad como en
profundidad. Paz-Maldonado (2018) enfatiza
la escasez de estudios empíricos y la falta de
información pública y actualizada sobre el
tema, lo que dificulta la elaboración de
diagnósticos precisos y el diseño de estrategias
contextualizadas. Además, la literatura
nacional evidencia que la inclusión educativa
ha sido abordada principalmente desde una
perspectiva normativa y discursiva, sin que
existan mecanismos efectivos de seguimiento
y evaluación de las políticas implementadas
(Nones-Budde et al., 2023; Ocampo, 2015b).
Aunque la educación inclusiva abarca
diversos aspectos como género, raza,
condición social y origen étnico, este estudio
se centra en la inclusión de estudiantes con
diversidad funcional, ya que de acuerdo al
Informe Mundial sobre Discapacidad de la
Organización Mundial de la Salud (OMS)
(2011) los niños y niñas con diversidad
funcional tienen menos probabilidades de
acceder a la educación, mantenerse en el
sistema y progresar a través de los niveles
educativos, en comparación con sus pares sin
discapacidad. Cabe mencionar, que hemos
optado por la forma etimológica de personas
con “diversidad funcional”, en lugar de
personas con “discapacidad”, ya que la primera
expresión lingüística reduce connotaciones
desfavorables e introduce la noción de
singularidad de la cual todos somos parte.
Además, el término "diversidad funcional", ha
ido ganando terreno en la literatura y en las
políticas educativas como una alternativa
superadora al concepto tradicional de
discapacidad.
Autores como Iáñez y Lobato (2006),
Palacios y Romañach (2008), y Velarde (2011)
han subrayado que el cambio de terminología
contribuye a una percepción más positiva y
constructiva de las personas, enfatizando sus
potencialidades y derechos en lugar de sus
limitaciones. Esta perspectiva se alinea con el
modelo social de la discapacidad, que desplaza
el foco desde las deficiencias individuales
hacia las barreras sociales y contextuales que
dificultan la participación plena de las
personas en la vida comunitaria (OMS, 2011;
ONU, 2014) y con el modelo de la diversidad
que se fundamenta en la dignidad inherente de
las personas, independientemente de sus
capacidades, destacando que este principio de
dignidad emerge como elemento clave para
abordar y superar las incoherencias
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discriminatorias presentes en la sociedad
actual (Palacios & Romañach, 2008). Además,
desde un enfoque antropológico, Ocampo
(2015b) menciona que la diversidad es la
norma, y apunta que, desde la perspectiva
psicológica, la heterogeneidad se refiere a las
distintas situaciones, dimensiones y
habilidades que cada persona posee para
aprender. En este sentido, Lozano (2019)
comenta que la nueva denominación de la
discapacidad como “diversidad funcional”
implica transformar tanto el habla como el
pensamiento: cada persona, desde el punto de
vista biológico, psicológico y social,
“funciona” de manera diversa, de modo que la
educación debe reconocerse a sí misma como
el espacio legítimo para que esta pluralidad se
exprese, crezca y aporte.
Así, el aprendizaje es un proceso dinámico
que varía según el contexto en que se desarrolla
cada individuo, por lo que es fundamental
considerar las características individuales,
necesidades e intereses de los estudiantes,
junto con los aspectos sociales, culturales y
familiares que influyen en el ambiente
educativo (Ministerio de Educación de la
República del Ecuador, 2022). Como han
señalado Booth y Ainscow (2011) las barreras
para el aprendizaje no residen en el estudiante,
sino en la interacción entre este y un entorno
que muchas veces no responde adecuadamente
a su diversidad, por lo cual estos autores
proponen en lugar de hablar de necesidades
educativas especiales de los estudiantes, dar el
tratamiento a las barreras para el aprendizaje y
participación que enfrentan. Por lo que
conscientes de la diversidad y singularidad
humana, es necesario construir centros
educativos desde el principio de accesibilidad
universal no como una concesión, sino como
un derecho inalienable (UNESCO, 2020). Lo
anterior motiva a que el presente estudio se
enfoque en identificar las barreras para el
aprendizaje y participación existentes en los
centros educativos regulares, desde la
perspectiva de los propios docentes, quienes
son actores clave en la transformación de las
prácticas escolares, ya que cuentan con un
conocimiento integral y actualizado de las
políticas, prácticas, recursos y dificultades
cotidianas que inciden en la inclusión
educativa, convirtiéndose en la fuente más
confiable y pertinente para diagnosticar
obstáculos, necesidades y oportunidades de
mejora dentro de los centros de estudio (Booth
& Ainscow, 2011; Leyva et al., 2017). En
Honduras, la adopción de un enfoque basado
en la diversidad funcional implica repensar las
prácticas educativas y sociales, promoviendo
una cultura escolar que valore la singularidad
de cada estudiante y fomente la igualdad de
oportunidades (Colectivo Ioé, 2013; Lozano,
2019). La Clasificación Internacional del
Funcionamiento, de la Discapacidad y de la
Salud (CIF) de la OMS (2001) refuerza esta
visión integradora, al definir la discapacidad
como el resultado de la interacción entre las
condiciones de salud de una persona y los
factores contextuales, tanto ambientales como
personales. En la práctica, todo esto significa
que la inclusión educativa debe orientarse a la
eliminación de barreras arquitectónicas,
actitudinales, comunicativas y organizativas,
garantizando que todos los niños y niñas con o
sin diversidad funcional puedan participar
plenamente en la vida escolar. Para esto la
Guía para la Evaluación y Mejora de la
Educación Inclusiva de Booth y Ainscow
(2000), más conocida por su nombre en inglés,
Index for Inclusion (en lo sucesivo Index)
constituye una herramienta clave, al permitir la
autoevaluación de los centros educativos en las
dimensiones: cultura, políticas y prácticas
inclusivas. En consideración a lo expuesto, la
presente investigación se planteó responder a
la pregunta: ¿Cuáles son las mayores barreras
de aprendizaje y participación presentes en los
centros educativos que dificultan la inclusión
de estudiantes con diversidad funcional en la
zona norte de Honduras? Para lograrlo fue
necesario una aproximación desde el enfoque
metodológico mixto, pues la utilización de
instrumentos de corte cualitativo y cuantitativo
en la recolección de datos empíricos
proporcionaron claridad y profundidad al
análisis, permitiendo comprender mejor la
estadística descriptiva generada. Es importante
tener en cuenta que parte de la originalidad de
ésta investigación radica en el contexto en que
fue realizada, considerando que los resultados
obtenidos al indagar en una economía
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deficitaria servirán de referencia para lugares
en condiciones económicas similares, los que
son una población relevante, pues se estima
que al 2030, casi 600 millones de personas
deberán subsistir con menos de $2.15 al día
(Banco Mundial, 2022, parr.1), y al año 2025
la mayoría de las publicaciones del tema de
inclusión educativa se han realizado en países
financieramente robustos como Suiza,
Portugal, Italia, Canadá, entre otros (BBC,
2020; UNESCO, 2020).
También se considera un aporte
metodológico la adaptación de la matriz
FODA desde el enfoque de inclusión
educativa, en combinación con la Guía para la
Evaluación y Mejora de la Educación
Inclusiva. En consecuencia, identificar las
barreras que obstaculizan la inclusión
educativa de los niños y niñas con diversidad
funcional en la zona norte de Honduras
representa un avance decisivo hacia el logro de
una educación inclusiva en el sistema
educativo regular, alineada con los
compromisos de la Agenda 2030 y el Objetivo
de Desarrollo Sostenible 4 (ONU, 2015;
UNESCO, 2020), ya que no solo expone las
necesidades y desafíos prioritarios del sistema
educativo hondureño, sino que sienta una base
para el diseño de estrategias inclusivas capaces
de incidir de manera significativa en la vida de
miles de estudiantes con diversidad funcional.
METODOLOGÍA
Diseño de la investigación
Este estudio empírico, de tipo descriptivo,
no experimental, de corte transversal, se
enmarca en un enfoque metodológico mixto
integrando técnicas cualitativas y cuantitativas
para determinar las barreras al aprendizaje y
participación que enfrentan los niños y niñas
con diversidad funcional del departamento de
Cortés en la zona norte de Honduras
(Hernández et al., 2014). Desde un paradigma
pragmático, priorizamos la utilidad práctica de
los resultados, combinando herramientas de
análisis estratégico con instrumentos validados
internacionalmente para garantizar rigurosidad
y aplicabilidad en contextos con restricciones
económicas (Jansen, 2023).
Población y muestra
La población objetivo incluyó 70 centros
educativos regulares de los niveles de
prebásica y básica del departamento de Cortés,
región con la mayor densidad poblacional y
diversidad socioeconómica de Honduras (INE,
2024) y donde se registra el 80% de niños y
niñas con diversidad funcional que utilizan la
modalidad de estudio en casa (Castillo, 2022).
La muestra se seleccionó mediante muestreo
probabilístico estratificado, considerando un
nivel de confianza del 90% y un margen de
error del 10% de una población de 2,338
centros educativos de prebásica y básica
ubicados en el departamento de Cortés de
Honduras (SEDUC, 2024). Participaron 183
docentes (2-3 por centro), quienes previamente
fueron capacitados en fundamentos de
inclusión educativa para garantizar su
comprensión en las respuestas.
Instrumentos y validación
Para la recolección de datos se emplearon
dos instrumentos: La Matriz FODA adaptada
al enfoque inclusivo, modificando los
conceptos de fortalezas, oportunidades,
debilidades y amenazas para facilitar a los
docentes el análisis de sus centros bajo la
perspectiva de educación inclusiva. El formato
utilizado es una matriz de cuatro cuadrantes
donde se listan las principales características y
observaciones correspondientes a cada
categoría mencionada (Sánchez, 2020, p.7),
como se muestra en la Tabla 1. La Matriz
FODA permitió identificar necesidades
específicas y dinamizar el diálogo entre los
docentes. El segundo instrumento fue la Index
(Booth & Ainscow, 2000) adaptada al contexto
hondureño. Booth y Ainscow (2011, p.14)
comentan que “el Index puede ser utilizado
para estructurar investigaciones individuales o
grupales de los centros educativos.” Esta guía
evalúa tres dimensiones mediante una escala
Likert de 5 puntos: creación de culturas
inclusivas, políticas inclusivas y desarrollo de
prácticas inclusivas (Booth & Ainscow, 2011,
p.14). Ambos instrumentos fueron sometidos a
un proceso robusto de validación contextual de
acuerdo con Hernández et al. (2014). La
validez de contenido se confirmó mediante la
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evaluación de un panel de nueve expertos en
inclusión, quienes valoraron cada ítem en
términos de pertinencia, claridad y adecuación
cultural, usando una escala de 1 (muy baja) a 5
(muy alta). Se calculó el coeficiente V de
Aiken y se obtuvieron los siguientes valores:
Matriz FODA (V=0.93) e Index (V=0.89). La
confiabilidad se verificó mediante test-retest
con doce docentes en un intervalo de dos
meses, simulando condiciones reales de uso en
campo. Para el Index se obtuvo un alfa de
Cronbach de 0.93 en la primera aplicación y
0.97 en la segunda, atribuyendo el incremento
a una mayor homogeneidad, menor error de
medición y mayor familiaridad con el
instrumento (Cedillo-Quizhpe et al., 2023). En
el caso de la Matriz FODA, la confiabilidad
temporal se estimó utilizando el índice Kappa
de Cohen, obteniendo un Kappa global = 0.84,
categorizado como excelente.
Tabla 1
Matriz FODA desde el enfoque de Inclusión Educativa
Interno
Fortalezas
Debilidades
Factores del centro que reducen
las barreras al aprendizaje y la
participación.
Factores del centro que generan barreras al
aprendizaje y la participación.
Externo
Oportunidades
Amenazas
Factores del entorno donde se
ubica el centro que pueden ayudar
a reducir las barreras al
aprendizaje y la participación.
Factores del entorno donde se
ubica el centro que provocan o pueden
incrementar las barreras al aprendizaje y la
participación.
Nota: Elaboración propia
Procedimiento de recolección de datos
La recolección de datos se llevó a cabo en
el marco de una capacitación a docentes de la
zona norte de Honduras, sobre el tema de
inclusión educativa utilizando la plataforma
Google Classroom, la formación tenía por
objetivo nivelar el marco teórico de los
participantes previo a la aplicación de los
instrumentos.
La aplicación de los instrumentos se hizo
virtualmente, excepto los aplicados como parte
de su proceso de validación.
Consideraciones éticas
-
Se hizo uso de un Consentimiento
informado: Participación voluntaria, con
garantía de anonimato.
-
Protocolo de Confidencialidad: Datos
almacenados en servidores accesibles solo
al equipo investigador.
-
El contenido de este trabajo se basa en la
tesis doctoral de Recarte Quiróz aún no
publicada.
Análisis de datos
Este estudio empleó una metodología
mixta, integrando información cualitativa y
cuantitativa en etapas sucesivas. Inicialmente,
los datos cualitativos fueron procesados
mediante el software Atlas.ti, donde la
codificación abierta y axial sobre la Matriz
FODA permitió identificar 11 categorías
emergentes relevantes para el contexto
educativo. Antes de su integración en la base
de datos construida en SPSS, se llevó a cabo
una prueba de concordancia entre
codificadores para verificar la consistencia en
la asignación de categorías; el coeficiente Alfa
de Krippendorff obtenido fue de 0.87,
evidenciando alta fiabilidad en la
categorización. Posteriormente, la matriz de
codificación fue incorporada al análisis
cuantitativo, permitiendo la gestión integrada
de datos en SPSS. Complementariamente, se
utilizó Excel para la generación de gráficos que
apoyaron la visualización de tendencias y
frecuencias, lo que favoreció el análisis
descriptivo a partir de tablas de frecuencia y
gráficos de barras. En el abordaje cuantitativo,
se calcularon estadísticos descriptivos y el
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Índice de Inclusión Educativa por
dimensiones, secciones e indicadores de los
centros educativos participantes. Para finalizar
se realizó un análisis de triangulación de datos,
contrastando los hallazgos cualitativos y
cuantitativos entre sí, así como frente a la
normativa hondureña y la literatura
internacional pertinente regulando la
educación inclusiva.
Limitaciones metodológicas
Se tomaron medidas para evitar cualquier
sesgo de deseabilidad social que pudiera
afectar los resultados, para ello se hizo uso del
anonimato en el ingreso de las respuestas,
estableciendo un control de trazabilidad
disponible solo a los investigadores. También
se debieron superar situaciones de acceso
limitado de internet en las zonas rurales, esto
fue solventado con apoyo logístico de la
Secretaría de Educación de Honduras. Este
diseño permitió diagnosticar por primera vez
en la zona norte las barreras de aprendizaje y
participación presentes en los centros
educativos, pero aún quedan muchas regiones
del país que trabajar, las cuales por razones de
recursos y logística no se abarcaron en este
trabajo.
RESULTADOS
Desde el enfoque cualitativo los principales
resultados de la Matriz FODA dejan ver a
través de las debilidades y amenazas
identificadas las principales barreras al
aprendizaje y la participación de los niños con
diversidad funcional (ver Tabla 2).
Tabla 2
Principales Resultados del FODA en los centros educativos
Nota: Elaboración propia
De acuerdo con las tres Dimensiones de la
Guía para la Evaluación y Mejora de la
Educación Inclusiva se observa una dinámica
propia y coherente con el contexto, los
porcentajes presentados son los obtenidos en la
opción completamente de acuerdo. La
Dimensión A: Crear culturas inclusivas obtuvo
una puntuación del 61.45%, la Dimensión B:
Elaborar políticas inclusivas del 55.92% y en
la Dimensión C: Desarrollar prácticas
inclusivas del 61.72% (ver Figura 1).
Fortalezas
Debilidades
Personal docente comprometido 36.39%
Personal docente: alta asignación de alumnos, sin
formación para enseñar a niños y niñas con
diversidad funcional: 31.76%
Infraestructura: condiciones del edificio
16.97%
Infraestructura inadecuada desde el enfoque de
accesibilidad universal 30.29%
Capacitaciones temas generales 10.86% Ubicación del centro 9.12%
Valores y percepciones 9.63%
Material didáctico insuficiente 7.65%
Personal administrativo 8.87%
Poco involucramiento de los padres de familia 7%
Oportunidades
Amenazas
Apoyo de instituciones externas 30.74%
Entorno socioeconómico adverso: inseguridad,
pobreza, migración, acceso 50.74%
Capacitaciones gratuitas 12.56%
Poca colaboración familia-escuela 11.07%
Entorno: crecimiento de la comunidad y
matrícula 11.74%
Falta de apoyo de instituciones 5.79%
Personal docente emergiendo 9.26%
Falta de articulación interinstitucional 5.45%
Acceso a recursos tecnológicos y digitales
8.93%
Personal docente no especializado 4.96%
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Figura 1
Resultados Generales de las Dimensiones de la Guía para la Evaluación y Mejora de la Educación
Inclusiva en los Centros Educativos de Zona Norte de Honduras
Nota. Se presentan los resultados generales de las tres dimensiones del Index: Crear Culturas
Inclusivas, Elaborar Políticas Inclusivas y Desarrollar Prácticas Inclusivas
Se observa que los centros educativos
presentan en la dimensión prácticas (C) que
corresponde a las prácticas mayor índice de
inclusión que en las dimensiones de cultura (A)
y políticas (B). Es decir, que los estudiantes
con diversidad funcional que forman parte del
sistema educativo no necesariamente son
debido a su cultura ni a sus políticas. Si bien en
el día a día de los centros educativos las
dimensiones del Index se superponen entre sí y
no responden a un orden específico (Booth &
Ainscow, 2000), cuando la estructura
gubernamental del país es quien promueve la
inclusión educativa a través de campañas la
dinámica sigue el siguiente orden; en la medida
que se fortalece la Cultura, se reafirman las
Políticas inclusivas en los centros y por ende se
manifiestan en sus Prácticas.
La
dimensión A
: Crear culturas
inclusivas se
desglosa en dos secciones;
(A1) Construir comunidad=53.5% presenta
una percepción positiva, aunque con margen
de mejora en la colaboración y participación de
todos los miembros. (A2) Establecer valores
inclusivos=70.8% destaca como l
a fortaleza
principal, con la mayor proporción de
respuestas plenamente favorables. Esta
dimensión se centra en fomentar una
comunidad escolar caracterizada por la
seguridad, la acogida, la colaboración y el
estímulo, donde cada persona es reconocida y
valorada, lo cual constituye la base para que
todos los estudiantes puedan alcanzar mayores
niveles de éxito académico. Asimismo, busca
promover valores inclusivos que sean
asumidos y compartidos por docentes,
estudiantes, familias y miembros del consejo
escolar, de modo que dichos principios se
transmitan de manera continua a quienes se
integran a la comunidad educativa (Booth &
Ainscow, 2000).
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Al profundizar en los resultados de la
dimensión A y sus respectivas secciones
sobresalen aspectos como la necesidad de
construir comunidad a favor de la inclusión
educativa entre los diferentes actores del
sistema educativo; estudiantes, docentes,
padres de familia, gobierno, fuerzas vivas,
siendo esta un área de mejora presente en los
centros como se observa en la Figura 2:
Figura 2
Resultados Guía para la Evaluación y Mejora de la Educación Inclusiva Centros Educativos de Zona
Norte de Honduras Dimensión A, Sección A1: Construir comunidad
La dimensión B: Elaborar políticas
inclusivas, evalúa el grado en que los centros
educativos cuentan con políticas
institucionales que promueven la inclusión, la
equidad y la atención a la diversidad. El
“apoyo” se entiende como
el conjunto de
acciones y recursos que fortalecen la capacidad
de la escuela para responder a la diversidad de
estudiantes.
Todas las formas de apoyo deben estar
articuladas bajo un mismo marco, enfocado en
el desarrollo integral de los estudiantes, y no
solo en la gestión institucional o administrativa
(Booth & Ainscow, 2000). La dimensión B
está compuesta de las secciones: (B1)
Desarrollar una escuela para todos =
60.11
% indica
que la mayoría de los
participantes perciben que sus centros
educativos han avanzado en la construcción de
políticas generales orientadas a garantizar el
acceso, la permanencia y la participación de
todo el alumnado, sin discriminación. Sin
embargo, el hecho de que este porcentaje no
sea más alto sugiere que aún hay margen de
mejora, especialmente en la consolidación y
aplicación efectiva de estas políticas en todos
los niveles del centro. La sección (B2)
Organizar la atención a la diversidad=53.13%
es necesario fortalecer la organización interna
para la atención a la diversidad, asegurando
que las políticas se traduzcan en apoyos
efectivos, recursos adaptados y formación
docente continua.
La dimensión C: Desarrollar prácticas
inclusivas, ésta se enfoca en la implementación
real de la inclusión educativa en la práctica
diaria, consta de dos secciones: (C1) Orquestar
el proceso de aprendizaje = 63.11% este
resultado es positivo y muestra avances en la
implementación de prácticas inclusivas en los
centros, aunque todavía existe un margen de
mejora para lograr que estas prácticas sean
universales en todos los contextos escolares.
En la sección (C2) Movilizar recursos =
58.36% si bien este porcentaje es ligeramente
menor al de la sección C1, refleja un esfuerzo
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por parte de los centros para garantizar que los
recursos (humanos, materiales y comunitarios)
se utilicen de manera equitativa en favor de la
inclusión. Sin embargo, la diferencia entre
ambas secciones sugiere que la movilización
de recursos sigue siendo un reto, especialmente
en contextos con limitaciones materiales o
acceso desigual a apoyos externos. La
información que resulta del análisis de cada
dimensión, sección e indicador del Index
facilita la comprensión del estado de la
inclusión educativa en los centros educativos
proveyendo un marco para el futuro desarrollo
de un plan de mejora contextualizado.
A continuación, se realizó un análisis
cruzado entre las debilidades identificadas en
la Matriz FODA y los indicadores de las
dimensiones del Index (ver Tabla 3), a manera
de profundizar la interpretación de los
resultados.
Tabla 3
Tabla cruzada: Debilidades vs. Indicadores de las tres dimensiones de la Guía para la Evaluación y
Mejora de la Educación Inclusiva (Cultura, Políticas y Prácticas)
Debilidades
identificadas
Culturas Inclusivas
(A)
Políticas Inclusivas
(B)
Prácticas Inclusivas
(C)
Personal docente sin
formación en
educación educativa
31.76%
A22 = 49.73%
El profesorado, los
miembros del consejo
escolar, el alumnado
comparte una filosofía
de inclusión.
B22 = 55.74%
Las actividades de
desarrollo profesional
del profesorado les
ayudan a dar respuestas
a la diversidad del
alumnado.
C24 =54.10%
La diversidad entre el
alumnado se utiliza
como un recurso para
la enseñanza y el
aprendizaje.
Infraestructura
inadecuada 30.29%
A25 = 73.77%
El profesorado intenta
eliminar todas las
barreras de aprendizaje
y la participación en el
centro.
B14 = 45.36%
El centro hace que sus
instalaciones sean
físicamente accesibles
para todos.
C11 = 51.37%
Las clases responden a
la diversidad del
alumnado.
Ubicación del centro en
entorno
socioeconómico
adverso 9.12%
A17 = 26.78%
Todas las instituciones
de la comunidad están
involucradas en el
centro.
B28 = 49.73%
Se ha reducido el
absentismo escolar.
B29 = 61.75%
Se han reducido la
relación de abuso de
poder entre iguales,
intimidación o
bullying.
C112 = 46.45%
Todos los estudiantes
participan en las
actividades
complementarias y
extraescolares.
Material didáctico
insuficiente 7.65%
A16 = 45.36%
El profesorado y los
miembros del consejo
escolar trabajan bien
juntos.
B24 = 49.18%
Las prácticas de
evaluación y el apoyo
psicopedagógico se
utilizan para reducir las
barreras al aprendizaje
y la participación de
todo el alumnado.
C21 = 58.47%
Los recursos del centro
se distribuyen de forma
justa para apoyar la
inclusión.
Poco involucramiento
de los padres de familia
7.00%
A15 = 38.25%
Existe colaboración
entre el profesorado y
las familias.
B21 = 51.91%
Se coordinan todas las
formas de apoyo.
C111 = 51.37%
Los deberes para casa
contribuyen al
aprendizaje de todos.
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DISCUSIÓN
En el año 2023, en el departamento de
Cortés, Honduras, se estimó que había 55,000
niños y niñas con diversidad funcional en edad
escolar de prebásica y básica, es decir entre los
4 a 15 años de edad (INE, 2024; SEDUC,
2024). De este grupo, únicamente 9,462
estaban inscritos en el sistema educativo, lo
que representa apenas el 17% de la población
infantil con diversidad funcional, de los cuales
46% son niñas y 54% niños. Esto equivale al
4% de los estudiantes del departamento de
Cortés, teniendo en cuenta que la matrícula
general ascendió 249,246 estudiantes
(SEDUC, 2024). Comparado con países como
Italia donde el 99.12% de la población infantil
con diversidad funcional estudia en centros
regulares, Portugal con el 84.47%, o Brasil con
88.1% (Narodowski et al., 2023), aún toca
trabajar mucho para superar la gran brecha
existente.
De los 70 centros educativos que conforman
la muestra; 25 centros son privados y 45
centros son públicos, esto es coherente con la
realidad de los centros educativos de Cortés
donde 31% de los estudiantes se forman en el
sector privado (SEDUC, 2024). Aunque se
tiende a pensar que el sector privado de la
educación tiene mayor apertura a la atención
del alumnado con diversidad funcional, esto no
es lo que se observa en los centros educativos
estudiados. Por ejemplo, los centros privados
cuentan en general con mejores instalaciones
en su infraestructura, pero eso no implica que
estas cumplan con los lineamientos de
accesibilidad universal.
A partir de los resultados de la Matriz
FODA se evidencia que existen fortalezas
importantes como el compromiso docente y los
valores institucionales, así como la
oportunidad de el apoyo de actores externos,
que pueden ser potenciados para avanzar hacia
una educación más inclusiva. Siendo la
mayoría de las acciones requeridas para la
reducción de las barreras presentes en los
centros educativos las relacionadas con
capacitación docente, adecuación de la
infraestructura y la sensibilización de la
comunidad. Ahora bien, amenazas como la
pobreza e inseguridad del entorno son
devastadoramente fuertes y requieren de
esfuerzos coordinados para superarse. Este
hallazgo en coherente con lo que HelloSafe
(2024) reporta sobre el Índice de Prosperidad
de Honduras, cuya puntuación es de 17.33
sobre 100, lo que la posiciona como el país
menos próspero de Centroamérica y entre los
20 países más rezagados del mundo. Esto
significa que Honduras enfrenta importantes
desafíos estructurales: bajos ingresos, alta
desigualdad, elevada pobreza, debilidades en
salud, educación y acceso a servicios públicos.
Además, el índice refleja la presencia de
corrupción endémica, limitada gobernanza
democrática y obstáculos institucionales que
impiden el desarrollo equitativo y sostenible.
De los resultados de la Guía para la
Evaluación y Mejora de la Educación Inclusiva
hemos observado sobre la cultura escolar
inclusiva que en los centros existe apertura a la
diversidad, aunque no cuentan con un plan
específico sobre la inclusión del alumando con
diversidad funcional realizan esfuerzos por
crear un ambiente acogedor para todos los
estudiantes, independientemente de sus
características, de manera que ellos se sientan
valorados y respetados. Si que toca trabajar
más en lo que respecta a la colaboración entre
docentes, estudiantes y familias, se requiere
fortalecer los vínculos con la comunidad.
Sobre las políticas inclusivas, la admisión y
accesibilidad estas son limitadas para los niños
y niñas con diversidad funcional, ya que,
aunque teóricamente existen los lineamientos,
a nivel de infraestructura no se evidencian. En
la coordinación de apoyos debe mejorarse la
articulación entre ellos para responder
adecuadamente a la diversidad del alumnado.
En las prácticas pedagógicas inclusivas hay
modestos avances en la consideración de las
necesidades de todos los estudiantes, se
necesita mayor personalización y flexibilidad
curricular. Debe fomentarse el trabajo
colaborativo en todos los centros. A nivel de
evaluación y retroalimentación tienden a
centrarse en logros individuales, falta integrar
evaluación formativa y adaptada a la
diversidad.
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El análisis cruzado entre las debilidades
identificadas en la Matriz FODA y los
indicadores de las dimensiones del Index
revelan la consistencia y complementariedad
de los resultados obtenidos entre ambos
instrumentos (ver Tabla 3), estos refuerzan las
barreras identificadas en los centros que
constituyen el sistema educativo, además estos
resultados coinciden con lo reportado por
Booth y Ainscow (2011) y UNESCO (2020),
quienes destacan la importancia de abordar
tanto las percepciones como las estructuras
escolares para avanzar hacia una educación
verdaderamente inclusiva.
Principales barreras al aprendizaje y la
participación
Los resultados evidencian la existencia de
diversas barreras estructurales, sociales,
culturales y pedagógicas que obstaculizan el
acceso, la permanencia y la participación plena
de niñas y niños con diversidad funcional en el
sistema educativo regular. Estas barreras
muestran una notable correspondencia con las
señaladas en el Informe de Inclusión de las
Personas con Discapacidad en América Latina
y el Caribe elaborado por García et al. (2021)
para el Banco Mundial, lo que refuerza la
validez y pertinencia de los hallazgos a nivel
regional.
Las principales barreras detectadas
corresponden a las siguientes categorías:
1. Barreras de Infraestructura y
Accesibilidad
1.1. Infraestructura escolar inadecuada: El
95% de la infraestructura educativa a nivel
nacional no cuenta con condiciones de acceso
y acondicionamiento para estudiantes con
diversidad funcional.
1.2. Falta de recursos materiales y
tecnológicos: La carencia de materiales
didácticos adaptados, equipos especializados y
recursos tecnológicos limita la
implementación de prácticas inclusivas,
agravados por la pobreza y desigualdad
tecnológica del entorno.
Sobre este tipo de barreras Arias et al.
(2023) refuerza que sólo el 5.4% de las
escuelas primarias cuentan con infraestructura
y materiales adaptados, ubicando a Honduras
entre los países latinoamericanos con menor
accesibilidad. En general aproximadamente el
75% de las instalaciones educativas del
departamento de Cortés presentan deterioro y
44% carecen de energía eléctrica, factores que
dificultan cualquier esfuerzo de inclusión
auténtica (SEDUC, 2023b, p. 23).
2. Barreras Sociales y del Entorno
2.1. Violencia e inseguridad: La presencia
de maras, pandillas y crimen organizado
genera “barreras invisibles” en las
comunidades, impidiendo que niñas, niños y
adolescentes asistan a la escuela por temor a la
violencia, el acoso y el reclutamiento forzado.
2.2. Pobreza y exclusión socioeconómica:
La mayorída de los hogares hondureños viven
en condiciones de pobreza, lo que se traduce en
dificultades para costear transporte, materiales
escolares y alimentación, factores que inciden
directamente en la deserción escolar y la
exclusión educativa.
La violencia y la inseguridad en Honduras
generan miedo y amenazas constantes, lo que
impulsa a muchos estudiantes a abandonar la
escuela para resguardar su seguridad (Noticias
ONU, 2024; SEDUC, 2023b). Además de
acuerdo con el INE (2025) en Honduras al
cierre del año 2024 el 62.9% de los hogares
estaban en situación de pobreza de los cuales,
el 40.1% están en pobreza extrema. García et
al. (2021) añade que aproximadamente uno de
cada cinco hogares que viven en condiciones
de extrema pobreza en América Latina y el
Caribe cuenta con al menos una persona con
discapacidad.
3. Barreras Pedagógicas y de Formación
Docente
3.1. Falta de formación docente
especializada: Más del 75% de los centros
educativos estudiados identifican la falta de
conocimientos técnicos de los docentes para
atender a estudiantes con diversidad funcional
como una de las principales barreras. La
mayoría de los maestros no han recibido
capacitación en adaptaciones curriculares,
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diseño universal de aprendizaje ni en el manejo
de lenguajes alternativos como el braille o la
lengua de señas hondureña.
3.2. Altas cargas laborales y falta de
apoyo: La proporción elevada de estudiantes
por docente y la ausencia de personal de apoyo
dificultan la atención personalizada y la
inclusión efectiva en el aula regular.
La Federación Nacional de Padres de
Personas con Discapacidad (2015) señala que
los docentes carecen de una formación
suficiente para atender a estudiantes con
diversidad funcional. En Latinoamerica y el
Caribe García et al. (2021) comentan que con
frecuencia, los docentes no disponen del
respaldo, los recursos ni la formación adecuada
para responder a las necesidades educativas de
los niños con discapacidad, situación que se
agrava en zonas rurales. Además, la cantidad
de estudiantes por maestro es elevada: el
promedio nacional en educación básica es de
34 alumnos por docente (El Heraldo, 2019),
aunque en escuelas unidocentes puede superar
los 60. Según SEDUC (2023b, p. 15), el
promedio en educación pre-básica es de 18
estudiantes por maestro, mientras que en
básica asciende a 28 estudiantes.
4. Barreras C
ulturales y de Actitud
4.1. Estigmatización y prejuicios: Persisten
actitudes culturales que favorecen la
segregación y la exclusión de estudiantes con
diversidad funcional, tanto entre docentes
como en la comunidad educativa y las familias.
Se considera que estos estudiantes estarían
mejor en escuelas especiales, perpetuando la
segregación y limitando su derecho a la
educación inclusiva.
4.2. Débil colaboración familia-
escuela: Solo el 37% de los docentes percibe
una colaboración efectiva entre el profesorado
y las familias, lo que dificulta la creación de
entornos de apoyo y corresponsabilidad en la
inclusión educativa.
Lo anterior se encuentra en coherencia con
lo que comentan Schwab et al. (2020) sobre el
hecho que persisten barreras sociales y
actitudinales, donde el estigma y prejuicio
limitan la integración de niños con
discapacidad. San Martín et al. (2020) agrega
que las actitudes negativas y los estereotipos
sobre la discapacidad siguen presentes en los
contextos escolares, tanto entre docentes como
entre estudiantes y familias. Acerca de la débil
relación de la familia con la escuela, Fonseca
et al. (2020) encontraron que tanto el estado
socioeconómico como el nivel educativo de los
padres son factores determinantes para su
involucramiento en las actividades educativas
de sus hijos. Por su lado, Galdámez et al.
(2022) evidenciaron en un estudio realizado en
Honduras que la prevalencia de discapacidad
en la infancia se relaciona inversamente con el
nivel educativo del cuidador principal.
Específicamente, hallaron que entre madres sin
escolaridad, la prevalencia de discapacidad en
sus hijos fue del 17.5%, mientras que en
aquellas con educación superior se redujo al
9.1%. Estos resultados ofrecen en parte una
explicación sobre el limitado involucramiento
de las familias en las actividades escolares de
niños y niñas con diversidad funcional.
5. Barreras Normativas y de Implementación
de Políticas
5.1. Brecha entre la legislación y la
práctica: Aunque Honduras cuenta con un
marco legal robusto para la inclusión
educativa, su implementación aún es poca.
5.2. Falta de financiamiento y
sostenibilidad: La carencia de recursos
representa un reto importante que influye
negativamente en la calidad educativa; la
ausencia de materiales didácticos y entornos
apropiados restringe el proceso de enseñanza.
Asimismo, los recursos educativos como los
libros de texto son esenciales para favorecer el
aprendizaje y el desempeño académico de los
estudiantes (SEDUC, 2023b).
Paz-Maldonado (2023) explica que a pesar
de la existencia de legislación y políticas
públicas que promueven la equidad y los
derechos de las personas con discapacidad en
Honduras, la realidad es que la
implementación de acciones concretas para
reducir las barreras de aprendizaje y
participación sigue siendo insuficiente y
desarticulada. Por otro lado, el gobierno de
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Honduras en el 2025 asignó a la Secretaría de
Educación un presupuesto equivalente al
9.92% del Presupuesto General y cerca del
5.2% del PIB (Secretaría de Finanzas, 2025).
Esta partida supone un incremento respecto al
año anterior, aunque sigue por debajo de la
recomendación de UNESCO, que insta a los
países a invertir entre el 4% y el 6% de su PIB
y entre el 15% y el 20% del gasto público en
educación.
Así que la educación pública depende en
gran medida del aporte de las familias, y no
existen recursos suficientes para implementar
planes de mejora, formación docente continua
ni para el mantenimiento de la infraestructura
escolar.
Los resultados presentados permiten
comprender mejor los retos que enfrentan los
niños y niñas con diversidad funcional para
lograr su inclusión en centros educativos
regulares, especialmente en contextos
marcados por severas dificultades económicas.
CONCLUSIONES
El presente estudio ha alcanzado con rigor
su objetivo al identificar las barreras al
aprendizaje y la participación que enfrentan los
niños y niñas con diversidad funcional en el
sistema educativo hondureño, hallazgos que
coinciden con los reportados en la región y se
manifiestan en diversos grados dependiendo
del contexto nacional. El hecho de dilucidar
estos obstáculos en la zona norte de Honduras
representa un avance significativo, ya que
permite establecer un marco claro para guiar
futuras acciones de mejora. Como advierte
Kettering, “un problema
bien planteado está a
mitad de resolverse” (citado en Hubbard, 2014,
p. 37), por lo que este conocimiento resulta
clave para el desarrollo de políticas efectivas.
Los resultados confirman que la inclusión
educativa en la zona norte de Honduras se
enfrenta a una desigualdad estructural
profunda: la falta de infraestructura accesible y
una insuficiente formación docente
constituyen las principales barreras internas,
mientras que la pobreza, la inseguridad y la
débil articulación institucional sobresalen
como amenazas externas. Los datos recabados
a través de la Guía para la Evaluación y Mejora
de la Educación Inclusiva revelan que los
centros educativos presentan un Índice de
Inclusión General del 60%, en coherencia con
las fortalezas, debilidades, oportunidades y
amenazas identificadas mediante el análisis
FODA institucional.
Cabe resaltar que, según el Index, la
Dimensión de las Prácticas de Inclusión
Educativa alcanza un 61.72%. Sin embargo,
este logro no responde tanto a una regulación
externa o a campañas institucionales, sino a la
voluntad y el compromiso del profesorado,
aspecto fundamental señalado también por
Paz-Maldonado (2020), quien señala que la
escolarización de niños y niñas con diversidad
funcional depende principalmente de la actitud
de los docentes y la disponibilidad de apoyos,
siendo especialmente difícil en zonas rurales
empobrecidas y comunidades indígenas,
donde los espacios adaptados y materiales
accesibles son escasos.
Desde el enfoque de inclusión educativa, el
análisis no revela diferencias significativas
entre los sectores público y privado en cuanto
a la atención de los niños y niñas con
diversidad funcional, lo que evidencia una
problemática transversal en todo el sistema
escolar. Así pues, el análisis cualitativo y
cuantitativo confirma que la inclusión
educativa en el departamento de Cortés
permanece como un proceso en construcción,
condicionado por barreras estructurales y
culturales, pero también por oportunidades
emergentes relacionadas con la movilización
de recursos internos y externos.
En conclusión, resulta imprescindible
reafirmar el derecho inalienable de cada niño y
niña con diversidad funcional a una educación
de calidad. Si bien Booth y Ainscow (2000, p.
19) afirman que “la inclusión educativa se
considera una serie de pr
ocesos sin fin”, la
consolidación de este principio en países como
Italia, Portugal y Canadá debe inspirar un
compromiso sostenido en Honduras hasta
lograr una inclusión educativa tangible y
equitativa. Este esfuerzo exige considerar las
condiciones contextuales y la implicación
activa de todos los actores del sistema
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educativo, favoreciendo el fortalecimiento de
marcos normativos y estrategias
institucionales que promuevan mayor equidad
y participación plena. Así, este estudio aporta
las bases necesarias para la construcción de un
sistema verdaderamente inclusivo y motiva el
desarrollo de futuras investigaciones en
contextos similares.
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DECLARACIÓN DE CONFLICTO DE INTERESES
Los autores declaran no tener conflictos de intereses.
DERECHOS DE AUTOR
Recarte Quiróz, R. M., & Diz Casal, J. (2025)
SAGA Rev. Cienc. Multidiscip. | e-ISSN 3073-1151 | Octubre-Diciembre, 2025 | vol. 2 | núm. 4 | pág. 403-420
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